Sentado en el muelle de la bahía
22/08/2009
Sentado en el muelle
frente a la bahía,
al resguardo
de las tempestades
del oceano de tus ojos,
contemplo como
si la vida
se desplegara
como un mapa
de ignotos lugares
y la rosa de ls vientos
cumpliendo su cometido
de norte y sur
sus destellos señalara.
Sentado en el muelle
de la bahía.
En el bolsillo izquierdo
de mis actos
guardo, a modo de trastero,
la oscuridad
de mi mirada, esa agua negra
que derramo por lágrimas.
Guardo los demonios
que me acompañan
desde mi juventud,
los malos momentos
que quiero olvidar
y no puedo,
todas las botellas
vacías de alcohol,
miedo y cobardía
bebidas en la taberna
del tiempo.
Guardo amigos olvidados
enemigos presentes,
gaviotas caníbales,
todos los chacales azules
de la tuera y la venganza,
imágenes que nunca
debí ver, cuerpos que
nunca debí tocar,
palabras que nunca
debí pronunciar.
(…)
En el bolsillo izquierdo
de mis actos
guardo, en vigilia celosa,
toda mi vida.
A estas alturas
ya nada me puede
hacer daño, el corazón
anegado de pálidos
recuerdos difusos,
los sentimientos recostados
donde el olvido
se confunde con el horizonte,
y el tacto, la caricia,
los besos, la piel,
hipotecados al usurero
que más interés cobra,
el incombustible tiempo.
A estas alturas
ya nada realmente
importa, la mirada
dejó de cotizar
en el mercado de las gaviotas.
Las palabras agonizan
bajo el auspicio
de la hierática historia
y el susurro ha sido secuestrado
por los azules chacales
de las sombras y las tinieblas.
A estas alturas
ya nada me puede
hacer daño,
ya nada importa
cuando el sentimiento,
que es hermano del corazón,
está muerto.
Poesías de Salvador Cabello Delgado
De su libro: “Sentado en el muelle de la bahía”
…
Sin consejos, como
gaviota suicida
que hacia el acantilado
se precipita…, que sé
equivocarme solo.
…
Se que le hubiera alegrado mucho todo esto
In memoriam
Fotografías Pepe Valdés